miércoles, 20 de junio de 2012

Ana y los lobos



Director: Carlos Saura
Intérpretes:  Geraldine Chaplin, Fernando Fernán-Gómez, Juan María Prada, Juan Vivó, Rafaela Aparicio, Marisa Porcel, Anny Quintas, Charo Soriano
Productor: Elias Querejeta
Música:  Luis de Pablo
Guión:  Carlos Saura y Rafael Azcona
Fotografía: Luis Cuadrado
Año de producción: 1972





La vasta llanura de la meseta española se nos presenta más vacía y desoladora que nunca. En este paraje no solo encontramos los cimientos de una antigua finca castellana, sino también las bases de la historia contemporánea española. Nos adentramos en un mundo de lobos donde la incansable Ana intenta resistir ante las duras pruebas que su creador, Carlos Saura, le plantea.


Las paredes tienen oídos

La trama se desarrolla al completo en la casa de esta extraña familia. Nos encontramos ante José, incansable seguidor de todo lo relacionado con el mundo militar, colecciona trajes y disfruta escuchando marchas. El segundo hermano es Juan, casado y viviendo con su mujer en la casa, se nos presenta como un personaje frustrado en su matrimonio cuya única distracción para salir de la monotonía de la casa será acosar a Ana mediante cartas eróticas que aparecerán con remitentes de diferentes partes del mundo. El último hermano y el que nos parecerá más inofensivo será Fernando, ocupado plenamente en conseguir una conexión espiritual con dios. El personaje matriarcal que los reúne a todo bajo ese mismo techo será una madre enferma que se situará en el lugar de la máxima autoridad de la finca. Para completar el cuadro goyesco nos encontramos con las hijas de Juan que corretean por la casa imitando los comportamientos de sus mayores y observando con una tranquilidad pasmosa los ataques de su abuela.

Ana llegará a este extraño ambiente cargada con una maleta llena de libros, que en la opinión de José son unos peligrosos compañeros. Poco a poco se irá introduciendo en la excéntrica rutina de la casa. Es entonces cuando Juan comenzará su acoso y los otros hermanos intentarán acercarse a ella introduciéndola en sus respectivos mundos, José le enseñará sus trajes y le pedirá que se ocupe de ellos y Juan le hará testigo de su intención de volverse ermitaño para su divino propósito.

Mientras tanto Ana lidia con los acontecimientos lo mejor que puede. Pero le será imposible superar la intención de esos tres hombres que se unirán para acabar con ella, tal como hicieron las niñas con su muñeca.



Los involucrados

Carlos Saura comenzó sus pasos desarrollando en el panorama nacional la corriente Neorrealista que ya estaba en su apogeo por toda Europa. Su cine estará invadido por las huellas de la guerra civil y el franquismo. Lo vemos en La caza, donde no se perseguirá ningún animal, sino diferentes ideas políticas. La temática volverá a mencionarse en Ana y los lobos y la Prima Angélica, siempre con una sutileza que permitirá pasar la censura del momento.

Los actores del reparto consiguen dar consistencia a este relato. Rafaela Aparicio, tiene una actuación parecida a la que desarrolla en la otra obra de Saura “Mamá cumple cien años”. También tendremos en cuenta que aunque nos sentamos ante el visionado de una obra española contamos con la participación de actores como Geraldine Chaplin de reputación internacional. Es ella quien abre la película intentando alcanzar la casa desolada atravesando matorrales y mas matorrales, esos mismos en los que la trama la hará desembocar. Por supuesto, debemos mencionar la actuación siempre acertada de nuestro añorado Fernando Fernán Gomez.

La técnica tampoco puede dejarse de lado. Los planos nos sitúan en cualquier lugar de la casa. Nos introducen de forma intimista en la trama de la historia. Los planos cortos a Ana son muy recurrentes. La música acompaña muchas veces el ritmo del relato. Atendiendo a el orden de los hechos, nos encontramos antes una estructura lineal.



No podemos decir que la historia se quede en la superficie de la misma. Podemos obtener una lectura muy compleja de la misma. La madre nos ofrece una metáfora sobre la vieja España que está enferma y cuyas estructuras (la casa) se derrumban poco a poco. Esta España que se cae a pedazos tiene tres hijos: la represión, en este caso sexual, representada por Juan, el poder militar (José) y el poder eclesiástico identificado por Fernando. Su propia madre confunde las cajas de los niños cuando son pequeños, porque las tapaderas de las mismas están cambiadas. Nos es un hecho aleatorio, de igual manera, estos tres poderes se mezclan en la España de Ana y lo lobos, una España que no se conforma con acabar con la belleza cortándole el pelo sino que insiste en despellejar y violar a la mismísima libertad. 

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