jueves, 21 de junio de 2012

La trampa de la muerte



Director: Sydney Lumet
Intérpretes:  Michael Caine, Christopher Reeve, Dyan Cannon, Irene Worth, Henry Jones
Productor: Burtt Harris
Música: Johnny Mandel
Guión: Ira Levin
Fotografía: Andrzej Bartkowiak
Año de producción: 1982



Se preparan los actores entre las bambalinas, los focos se encienden y se descorre el telón. La vida se presenta como una obra de teatro en La Trampa de la Muerte que nos tiene preparada Sydney Lumet.

El teatro de la vida

Sidney Bruhl es un afamado director de teatro en Broadway que está pasando por una crisis creativa capaz de llevarlo a las más desesperadas actuaciones. Tras el fracaso en su última obra estrena y hundido por la crítica, Sidney se aparta en su mansión en medio del campo a pensar donde reside el origen de su actual fracaso. Entre sus divagaciones, su esposa Myra se encargará de intentar animarlo, aunque con una efusividad que llega al cansancio y a la desesperación en multitud de ocasiones. Dentro de este frustrante panorama, la solución a todos sus problemas le llegará justo en mano en su última función. Uno se sus más brillantes alumnos, Clifford Anderson, le entregará una obra escrita por el mismo. La obra, La trampa de la muerte, resultará para Sidney la obra más perfecta que nunca haya leído y que junto a su afamado éxito podría convertirse en la propulsión adecuada para recuperar su éxito pasado. Junto a su mujer, Sidney se dedicará a urdir un plan de asesinato para poder quedarse con todos los derechos de dicha obra. Para ello, invitará a su alumno a casa con el fin de acabar con su vida con alguna de las armas que inundan la decoración de su salón. El plan ocurrirá a la perfección, pero los problemas aparecerán justo después del crimen. Myra, con problemas del corazón, empieza a ponerse histérica al comprobar que su marido puede ser un perfecto asesino. Además aparecerá una nueva vecina que siendo psíquica empezará a averiguar todo lo ocurrido en la casa de Sidney. Todo toma un giro inesperado, cuando Clifford vuelve de entre los muertos para conducir allí mismo a la aterrada Myra que no sobrevirirá al susto que le conlleva ver al muerto resucitado en su salón. En este momento, somos participes de un plan secundario que ha permanecido oculto a nuestros ojos durante todo el relato hasta ahora. Profesor y alumno son amantes y deciden afanarse en destruir a Myra, ya que esta posee una fortuna considerable que ira a pasar a manos de Sidney. Finalmente, todo empezará a complicarse con la aparición del abogado de Sidney, llevándonos a un estado de desconfianza total acerca de lo que está ocurriendo en la pantalla.



Entre bambalinas

Las actuaciones en esta película son teatralmente perfectas. Tenemos la oportunidad de ver a un Christopher Reeve pletórico en una de sus últimas actuaciones antes de su accidente a caballo que acabará con su movilidad y con su carrera como actor. Michael Caine tampoco se queda atrás y nos ofrece una actuación llena de mentira y de veracidad a la vez. Sin duda, tampoco debemos menospreciar el papel de esposa frenética que lleva a cabo Dyan Canon. Un reparto escaso, pero realmente bien elegido.

Las adaptaciones parecen ser un plato fuerte en la obra de Sydney Lumet, su director. Hay un toque de Agatha Christie en muchas de sus obras, de hecho La trampa de la muerte puede ser uno de estos ejemplo. El tono policial de la obra se completa con una actuación teatral y con un tono irónico. El tema de la homosexualidad también será recurrente en la filmografía de este autor, como ocurrirá en su obra Tarde de Perros.

El espectador siente que no está en el cine, sino en una sala de teatro. Todas las actuaciones tienen un matiz relacionado a las interpretaciones teatrales. Pero, Lumet llega a más que esto. Si apreciamos los planos de la película podremos comprobar que la mayoría son planos generales que nos recuerdan a la visión que podemos tener de la acción al sentarnos en una fila de un teatro a ver una obra cualquiera. La obra está divida en dos actos, un primero mucho más impactante que un segundo. Podemos afirmar que nos encontramos ante una obra de metateatro, el teatro se realiza dentro del propio teatro como si de unas muñecas rusas se tratase. La iluminación está centrada en paisajes nocturnos en su mayoría, el momento perfecto para realizar el tipo de tareas que se desarrollan en la Trampa de la Muerte.

Como espectador, uno se sentirá confuso la mayoría del tiempo. Al producirse el punto de inflexión de la muerte de Myra, desconfiaremos totalmente en casa suceso que se de a partir de este momento en la película, pondremos en duda cada cosa que creamos que pueda estar ocurriendo tal como se muestra. Hecho que nos confinará a un estado de inquietud en el segundo acto. Sin duda, esta desconfianza e incertidumbre nos llegará a convencer de como la película consigue afectarnos y atraparnos dejando todas sus armas en manos de la más pura narración.


No hay comentarios:

Publicar un comentario