Director: Sydney
Lumet
Intérpretes:
Michael Caine, Christopher Reeve, Dyan Cannon, Irene Worth, Henry
Jones
Productor:
Burtt Harris
Música: Johnny
Mandel
Guión: Ira
Levin
Fotografía:
Andrzej Bartkowiak
Año
de producción: 1982
Se
preparan los actores entre las bambalinas, los focos se encienden y
se descorre el telón. La vida se presenta como una obra de teatro en
La Trampa de la Muerte que nos tiene preparada Sydney Lumet.
El
teatro de la vida
Sidney
Bruhl es un afamado director de teatro en Broadway que está pasando
por una crisis creativa capaz de llevarlo a las más desesperadas
actuaciones. Tras el fracaso en su última obra estrena y hundido por
la crítica, Sidney se aparta en su mansión en medio del campo a
pensar donde reside el origen de su actual fracaso. Entre sus
divagaciones, su esposa Myra se encargará de intentar animarlo,
aunque con una efusividad que llega al cansancio y a la desesperación
en multitud de ocasiones. Dentro de este frustrante panorama, la
solución a todos sus problemas le llegará justo en mano en su
última función. Uno se sus más brillantes alumnos, Clifford
Anderson, le entregará una obra escrita por el mismo. La obra, La
trampa de la muerte, resultará para Sidney la obra más perfecta que
nunca haya leído y que junto a su afamado éxito podría convertirse
en la propulsión adecuada para recuperar su éxito pasado. Junto a
su mujer, Sidney se dedicará a urdir un plan de asesinato para poder
quedarse con todos los derechos de dicha obra. Para ello, invitará a
su alumno a casa con el fin de acabar con su vida con alguna de las
armas que inundan la decoración de su salón. El plan ocurrirá a la
perfección, pero los problemas aparecerán justo después del
crimen. Myra, con problemas del corazón, empieza a ponerse histérica
al comprobar que su marido puede ser un perfecto asesino. Además
aparecerá una nueva vecina que siendo psíquica empezará a
averiguar todo lo ocurrido en la casa de Sidney. Todo toma un giro
inesperado, cuando Clifford vuelve de entre los muertos para conducir
allí mismo a la aterrada Myra que no sobrevirirá al susto que le
conlleva ver al muerto resucitado en su salón. En este momento,
somos participes de un plan secundario que ha permanecido oculto a
nuestros ojos durante todo el relato hasta ahora. Profesor y alumno
son amantes y deciden afanarse en destruir a Myra, ya que esta posee
una fortuna considerable que ira a pasar a manos de Sidney.
Finalmente, todo empezará a complicarse con la aparición del
abogado de Sidney, llevándonos a un estado de desconfianza total
acerca de lo que está ocurriendo en la pantalla.
Entre
bambalinas
Las
actuaciones en esta película son teatralmente perfectas. Tenemos la
oportunidad de ver a un Christopher Reeve pletórico en una de sus
últimas actuaciones antes de su accidente a caballo que acabará con
su movilidad y con su carrera como actor. Michael Caine tampoco se
queda atrás y nos ofrece una actuación llena de mentira y de
veracidad a la vez. Sin duda, tampoco debemos menospreciar el papel
de esposa frenética que lleva a cabo Dyan Canon. Un reparto escaso,
pero realmente bien elegido.
Las
adaptaciones parecen ser un plato fuerte en la obra de Sydney Lumet,
su director. Hay un toque de Agatha Christie en muchas de sus obras,
de hecho La trampa de la muerte puede ser uno de estos ejemplo. El
tono policial de la obra se completa con una actuación teatral y con
un tono irónico. El tema de la homosexualidad también será
recurrente en la filmografía de este autor, como ocurrirá en su
obra Tarde de Perros.
El
espectador siente que no está en el cine, sino en una sala de
teatro. Todas las actuaciones tienen un matiz relacionado a las
interpretaciones teatrales. Pero, Lumet llega a más que esto. Si
apreciamos los planos de la película podremos comprobar que la
mayoría son planos generales que nos recuerdan a la visión que
podemos tener de la acción al sentarnos en una fila de un teatro a
ver una obra cualquiera. La obra está divida en dos actos, un
primero mucho más impactante que un segundo. Podemos afirmar que nos
encontramos ante una obra de metateatro, el teatro se realiza dentro
del propio teatro como si de unas muñecas rusas se tratase. La
iluminación está centrada en paisajes nocturnos en su mayoría, el
momento perfecto para realizar el tipo de tareas que se desarrollan
en la Trampa de la Muerte.
Como
espectador, uno se sentirá confuso la mayoría del tiempo. Al
producirse el punto de inflexión de la muerte de Myra,
desconfiaremos totalmente en casa suceso que se de a partir de este
momento en la película, pondremos en duda cada cosa que creamos que
pueda estar ocurriendo tal como se muestra. Hecho que nos confinará
a un estado de inquietud en el segundo acto. Sin duda, esta
desconfianza e incertidumbre nos llegará a convencer de como la
película consigue afectarnos y atraparnos dejando todas sus armas en
manos de la más pura narración.
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